Frente a la máquina de coser , Carmen
Perea une la plantilla y los listones de su sandalia.
En Colombia,
Carmen era comerciante. La muerte de su hermano acabó con su tranquilidad. Escapó
de la violencia que azota Buenaventura y llegó a Guayaquil, empezó confeccionarle zapatillas a su hija, que entonces era una bebé.
Diez años después sus zapatillas se venden como "Las Gladiadoras"