con un grito pensamos
que empiezan las soluciones
a los atardeceres macabros
...esperar que caiga
realizada la vida,
sin buscar que suceda
perdiendo el tiempo
nombrando nombres sin sentido
aterrizar sin conocer nada
de nuestros propios adentros;
pegando un grito
a vena partida,
dejando que transcurran las secuencias
como veloces pasajeros
a nuestros costados...
luego preguntamos ¿ qué ?
poniendo los ojos en blanco
y nos vamos sin terminar de gritar
en busca de la propia resurrección
del alma y sus reflejos;
juntamos alientos y somos invencibles
al tiempo pasado sin bitácoras
sintiendo el corazón de cada uno
en la garganta, a punto de estallar
miramos alrededor, sin apreciar
entre sombras la señal del tiempo recuperado
a los altares de las penas
que nos incrustamos la última vez
que gritamos sin piedad
al tiempo hecho agua...
a merced de un atardecer macabro
o una luna soñolienta
arrancamos al encuentro de nuestro propio propósito
de recovecos y entremeses suspendidos,
a las miradas absurdas que despliegan los gritos
estremeciendo gargantas al aire...
aquí empiezan las soluciones
cuando nos damos cuenta que las regiones no marcan
sino que son los gritos, los que retumban
de rama en rama y terminan
por desnudar el tiempo
a la espera... del tal vez,
sin manecillas
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