Calles de tierra, colinas verdes y calor de playa, son las
once de la mañana en Barcelona (Sta. Elena) y Don Santos Baquerizo junto a su
esposa llevan siete horas trabajando en el inicio de un proceso de tres días: cosechan,
pican y cocinan paja Toquilla durante “una hora larga”, la secan a la sombra de
un árbol y por la noche queda oreándose en un sencillo galpón sin paredes. Al
final de la semana esta paja será enviada a Cuenca donde otras manos la
transforman en sombreros.
Son casi las tres de la tarde y por hoy ha sido suficiente,
Don Santos cierra el galpón, conversamos un poco más pero no menciona su edad,
solo dice que empezó a los doce.
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